La risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano.
El tiempo que pasa uno riendo es tiempo que pasa con los dioses.
El hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa.
La risa nos mantiene más razonables que el enojo.
Nada prende tan pronto de unas almas en otras como esta simpatía de la risa.
La raza humana tiene un arma verdaderamente eficaz: la risa.
La risa no es más que la gloria que nace de nuestra superioridad.
¡Cuántas cosas hay en una risotada! Es la clave secreta con que se descifra un hombre entero.
Es verdad que optamos por la risa en casi todas las situaciones, con excepción de una que otra visita al dentista.
Sentir que se ríe de nosotros algo al mismo tiempo inferior y más fuerte que uno es espantoso.
Es una ley de la compensación justa, equitativa y saludable, que así como hay contagio en la enfermedad y las penas, nada en el mundo resulta más contagioso que la risa y el buen humor.
La risa es, por definición, saludable.
La risa no es un mal comienzo para la amistad. Y está lejos de ser un mal final.
