¿Qué es la justicia?1Hans Kelsen (2024)

I. La justicia como problema de lasolución de conflictos de intereses o valores

1.

La justicia es ante todo, una característica más de un orden social. Sólosecundariamente, una virtud del hombre; pues un hombre es justo cuando su conductaconcuerda con un orden que es considerado justo. Pero, ¿cuándo un orden es justo?Cuando regula la conducta de los hombres de una manera tal que a todossatisface y a todos permite alcanzar la felicidad. La aspiración de justicia esla eterna aspiración del hombre a la felicidad; al no poder encontrarla comoindividuo aislado, busca el hombre esta felicidad en la sociedad. La justicia esla felicidad social, es la felicidad que el orden social garantiza. En este sentido,identifica Platón la justicia con la felicidad cuando afirma que sólo el justoes feliz y el injusto desgraciado.

Evidentemente, con la afirmación que la justicia es la felicidad, lacuestión no ha sido contestada sino tan sólo desplazada. Pues entonces se planteala pregunta: ¿qué es la felicidad?

2.

Desde luego, un orden justo, es decir, aquel que garantiza a todos la felicidad,no puede existir si –de acuerdo con el sentido originario de la palabra-seentiende por felicidad un sentimiento subjetivo, es decir, lo que cada unoconsidera como tal. En este caso, es imposible evitar que la felicidad del unoentre en conflicto con la felicidad del otro. Un ejemplo: el amor es la másimportante fuente de felicidad y de desgracia. Supongamos que dos hombres aman auna misma mujer y que ambos -con o sin razón-creen no poder ser felices sin ella.Pero de acuerdo con la ley, y tal vez de acuerdo con sus propios sentimientos, esamujer no puede pertenecer más que a uno de los dos. La felicidad de uno provocairremediablemente la desgracia de otro. Ningún orden social puede solucionar esteproblema de una manera justa, es decir, hacer que ambos hombres sean felices.Ni el mismo célebre juicio del Rey Salomón podría conseguirlo. Como es sabido, elRey resolvió que un niño cuya posesión disputaban dos mujeres, fuera partido endos con el propósito de entregarlo a aquella que retirara su demanda a finde salvar la vida del niño. Pues ésta,así lo suponía el Rey, probaría de esta suerte su verdadero amor. El juiciosalomónico sería justo únicamente en el caso de que sólo una de las dos mujeresamara verdaderamente al niño. Si ambas lo quisiesen y ambas desearan tenerlo-lo que es posible e incluso probable-yambas retirasen las respectivas demandas, el conflicto quedaría sin solución, ycuando, finalmente, el niño debiera ser entregado a una de las partes, el juiciosería, claro está, injusto pues causaría la infelicidad de la parte contraria.Nuestra felicidad depende, a menudo, de la satisfacción de necesidades queningún orden social puede lograrla.

Otro ejemplo: hay que designar el jefe de un ejército. Dos hombres se presentana concurso, pero sólo uno de ellos puede ser nombrado. Parece evidente que aquélque sea más apto para el cargo deberá ser designado. Pero, ¿si ambos fuesen igualmenteaptos? Entonces, sería imposible encontrar una solución justa. Supongamos que unode ellos sea considerado el más apto por tener buena presencia y un rostroagradable que le confiere un aspecto de fuerte personalidad mientras el otro espequeño y de apariencia insignificante. Si aquél es designado, éste no aceptarála resolución como justa; dirá, por ejemplo, ¿porqué no tengo yo un físico tan bueno como él?, ¿por qué lanaturaleza me ha dado un cuerpo tan poco atractivo? Y en realidad, cuando juzgamosa la naturaleza desde el punto de vista de la justicia, debemos convenir en queno es justa: unos nacen sanos y otros enfermos, unos inteligentes y otros tontos.Ningún orden social puede reparar totalmente las injusticias de la naturaleza.

3.

Si la justicia es la felicidad, es imposible que exista un orden socialjusto si por justicia se entiende la felicidad individual. Pero un orden socialjusto es también imposible aún en el caso en que éste procure lograr, no ya la felicidadindividual de todos, sino la mayor felicidad posible del mayor número posible. Estaes la célebre definición de justicia formulada por el jurista y filósofo inglésJeremías Bentham. Pero tampoco es aceptable la fórmula de Bentham si a lapalabra felicidad se le da un sentido subjetivo, pues individuos distintos tienenideas aún más distintas acerca de lo que pueda constituir su felicidad. La felicidadque un orden social garantiza no puede ser la felicidad tomada en un sentidoindividual-subjetivo, sino colectivo-objetivo. Esto quiere decir que porfelicidad sólo puede entenderse la satisfacción de ciertas necesidades que son reconocidascomo tales por la autoridad social o el legislador y que son dignas de sersatisfechas. Tales, por ejemplo, la necesidad de alimentos, de vestido,habitación y otras del mismo estilo. No cabe duda alguna que la satisfacción denecesidades socialmente reconocidas esalgoque no tiene nada que ver con el sentido originario de la palabra felicidad,que es profunda y esencialmente subjetivo. El deseo de justicia es tan elementaly está tan hondamente arraigado en el corazón del hombre, por ser precisamentela expresión de su inextinguible deseo de subjetiva y propia felicidad.

4.

La idea de felicidad debe sufrir un cambio radical de significación paraque la felicidad de la justicia pueda llegar a ser una categoría social. Lametamorfosis que experimenta la felicidad individual y subjetiva al transformarseen la satisfacción de necesidades socialmente reconocidas, es igual a aquella quedebe sufrir la idea de libertad para convertirse en principio social. La ideade libertad es a menudo identificada con la idea de justicia y, así, un ordensocial es justo cuando garantiza la libertad individual. Como la verdaderalibertad, es decir, la libertad de toda coacción de todo tipo de gobierno, esincompatible con el orden social, cualquiera que éste sea, la idea de libertadno puede conservar la significación negativa de un mero ser-libre de todogobierno. El concepto de libertad debe aceptar la importancia que tiene una determinadaforma de gobierno. Libertad debe significar gobierno de la mayoría y, en casonecesario, contra la minoría de los súbditos. La libertad de la anarquía setransforma así en la autodeterminación de la democracia. De la misma manera, setransforma la idea de justicia, de un principio que garantiza la libertad individualde todos, en un orden social que protege determinados intereses, precisamenteaquellos que la mayoría de los sometidos a dicho orden reconoce como valiosos ydignos de protección.

5.

Pero ¿qué intereses humanos tienen ese valor y cuál es la jerarquía deesos valores? Tal es el problema que surgecuando se plantean conflictos de intereses. Y solamente donde existen esosconflictos aparece la justicia como problema. Cuando no hay conflictos de interesesno hay tampoco necesidad de justicia. El conflicto de intereses aparece cuandoun interés encuentra su satisfacción sólo a costa de otro o, lo que es lomismo, cuando entran en oposición dos valores y no es posible hacer efectivosambos, o cuando el uno puede ser realizado únicamente en la medida en que elotro es pospuesto, o cuando es inevitable eltener que preferir la realización del uno a la del otro y decidir cuálde ambos valores es el más importante y, por último, establecer cuál es el valorsupremo. El problema de valores es, ante todo, un problema de conflicto de valores.Y este problema nopuede ser resueltopor medio del conocimiento racional. La respuesta al problema aquí planteado essiempre un juicio que, a última hora, está determinado por factores emocionalesy por consiguiente tiene un carácter eminentemente subjetivo. Esto significaque es válido únicamente para el sujetoque formula el juicio, y en este sentido es relativo.

II. La jerarquía de los valores

6.

Lo que se acaba de decir puede ser ilustrado con algunos ejemplos. Para unadeterminada convicción moral, es la vida humana, lavida de cada cual, el valor supremo. La consecuencia de estaconcepción es la prohibición absoluta de dar muerte a un ser humano aún en casode guerra o de pena capital. Esta es, como se sabe, la posición de los que seniegan a prestar servicio militar o rechazan por principio la pena de muerte.

Opuesta a esta posición hay otra convicción moral que sostiene que elvalor supremo es el interés y el honor de la nación. Por lo tanto, todos estánobligados a sacrificar su vida y a matar en caso de guerra a los enemigos de lanación, cuando los intereses y el honor de ésta así lo exijan. Parece entonces tambiénjustificable el condenar a muerte a los grandes criminales. Desde luego, es imposibledecidirse de una manera científico-racional por cualquiera de estos juicios de valorfundados en tan contradictorias concepciones. En último caso es nuestro sentimiento,nuestra voluntad, no nuestra razón, lo emocional y no lo racional de nuestraconciencia, quien resuelve el conflicto.

7.

Otro ejemplo: a un esclavo o a un prisionero de un campo deconcentración en donde la fuga es imposible, se le plantea el problema de sabersi el suicidio es moral o no. Este es un problema que se presenta continuamentey que jugó un papel muy importante en la ética de los antiguos. La solucióndepende de la decisión que determina cuál de los dos valores, vida o libertad,es superior. Si la vida es el valor más alto, el suicidio es injusto, si lo es lalibertad y si una vida sin libertad no tiene valor alguno, el suicidio no esentonces tan sólo permitido sino exigido. Es el problema de la jerarquía entreel valor vida y el valor libertad. En este caso sólo es posible una solución subjetiva,una solución que únicamente tiene valor para el sujeto que juzga y que en ningúncaso alcanza la validez universal que posee, por ejemplo, la frase que afirma queel calor dilata los metales. Este último es un juicio de realidad y no devalor.

8.

Supongamos -sin por eso sostenerlo-que sea posible demostrar que mediantelos llamados planes económicos se puede mejorar en tal forma la situación de unpueblo que la seguridad económica individual quede asegurada, y que tal organizaciónsólo sea factible mediante una renuncia o al menos una considerable limitación dela libertad individual. La respuesta a la pregunta de si es preferible unsistema económico libre o una economía planificada depende de que nos decidamospor el valor de la libertad individual o por el valor de la seguridad económica.Una persona con fuerce sentimiento individualista preferirá la libertadindividual, mientras otra que sufra de un cierto complejo de inferioridad se inclinarápor la seguridad económica. Esto significa que a la pregunta de si la libertad individuales un valor superior a la seguridad económica o si la seguridad económica es unvalor preferible a la libertad individual, sólo es posible dar una respuestasubjetiva y en ningún caso formular un juicio objetivo como lo es aquel que afirmaque el acero es más pesado que el agua y el agua más pesada que la madera. Estosson juicios de realidad que pueden ser comprobados experimentalmente y nojuicios de valor que no permiten tales verificaciones.

9.

Después de un cuidadoso examen de su paciente, descubre el médico una enfermedadincurable que en poco tiempo provocará la muerte de aquél. ¿Tiene el médico quedecir la verdad al enfermo, o puede y hasta debe mentir y decir que laenfermedad es curable y que no existe ningún peligro inmediato? La decisión dependede la jerarquía que se establezca entre ambos valores: verdad o compasión. Decirla verdad al enfermo equivale a mortificarlo con el temor de la muerte, mentir significaahorrarle este sufrimiento. Si el ideal de la verdad es superior al de la compasión,el médico debe decir la verdad, en caso contrario deberá mentir. Perocualquiera que sea la jerarquía de estos dos valores, es imposible dar a esta preguntauna respuesta fundada en consideraciones científico-racionales.

10.

Como se hizo notar anteriormente, Platón sostiene que el justo –y estosignifica para él aquél que se conduce legalmente-y únicamente el justo esfeliz y el injusto –o sea el que actúa ilegalmente-infeliz. Platón dice:“la vida más justa es la más feliz”. Sin embargo admite que en algunoscasos, el justo puede ser desgraciado y el injusto feliz. Pero -agrega el filósofo-esabsolutamente necesario que los ciudadanos sometidos a la ley crean en laverdad de la frase que afirma que sólo el justo es feliz aún en el caso en queésta no sea verdadera. De lo contrario nadie querría obedecer la ley. Enconsecuencia, el gobierno tiene, según Platón, el derecho de difundir entre losciudadanos, por todos los medios posibles, la doctrina de que el hombre justoes feliz y el injusto desgraciado aún cuando esto sea falso. Si esta afirmaciónes una mentira, es una mentira necesaria pues garantiza la obediencia de la ley.“¿Puede encontrar un legislador que sirva para algo, una mentira más útilque ésta o alguna otra que pueda lograr en forma más efectiva que los ciudadanos,libremente y sin coacción, se conduzcan justamente?”. “Si yo fueralegislador obligaría a todos los escritores y a todos los ciudadanos aexpresarse en este sentido, es decir, a afirmar que la vida más justa es la másfeliz”[2].Según Platón, el gobierno está autorizado para utilizar aquellas mentiras que considereconvenientes. Platón coloca así la justicia -es decir lo que el gobierno como talentiende, o sea, la legalidad-por encima de la verdad. Pero no hay ningunarazón que nos impida colocar la verdad por encima de la legalidad y rechazar lapropaganda del gobierno por estar fundada en la mentira, aun en el caso en queesta última sirva para el logro de un buen fin.

11.

La solución que se dé al problema de la jerarquía de los valores -vida ylibertad, libertad e igualdad, libertad y seguridad, verdad y justicia, verdad ycompasión, individuo y nación será distinta según que este problema seaplanteado a un cristiano, para quien la salvación del alma, es decir, el destinosobrenatural, es más importante que las cosas terrenas, o a un materialista queno cree en la inmortalidad del alma. Y la solución no puede ser la misma cuandose acepta que la libertad es el valor supremo, punto de vista del liberalismo, ycuando se supone que la seguridad económica es el fin último del orden social,punto de vista del socialismo. Y la respuesta tendrá siempre el carácter de unjuicio subjetivo y por lo tanto relativo. […]

Fuente:
https://www.ijf.cjf.gob.mx/cursosesp/2018/Octubre/Seminario_Maria_Cristina_Salmor%C3%A1n_Teorias_Contemporaneas/MATERIAL%20DE%20LECTURA/0.%20PRELIMINARES/1.%20AUTORES%20CL%C3%81SICOS/2.%20Kelsen.pdf
(26/07/2020)

[1] Tomado de Kelsen, Hans, ¿Qué es la justicia? (Was ist Gerechgtikeit?,1953), tr. de Ernesto Garzón Valdés, Fontamara, México, 1991, pp 9-26; 75-83

[2]Platón, Nomoi 662 b

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